Hay discos que uno espera con muchas ganas, casi con
ansiedad, porque conoce la calidad de los miembros de tal o cual banda, y la
capacidad que tienen para entregar algo nuevo en cada lanzamiento. Una de esas
bandas es Random, grupo tucumano que tras un inicio prometedor con su EP debut “Prrimo,
The” donde mostraban un Metal Progresivo con reminiscencias de bandas como
Mastodon, Tool y The Mars Volta, rozaría lo experimental con su primer larga
duración. En “Todo.s los Colores Del”, el trío empezaría a usar estructuras más
extrañas, alternando momentos de devastación sonora con otros de inusitada
calma. Un trabajo de esos que difícilmente se encuentran en una escena como la de
Argentina.
Un tiempo después, pude entrevistar a Raúl García Posse,
guitarrista y cantante de la banda, y aunque “Pidanoma” todavía no estaba en
gestación, algunos comentarios daban indicios de cierto desapego por el sonido
directo de sus inicios, expresando una necesidad de explorar otros caminos,
quizá más extraños y complicados. Unos meses más tarde me pude dar el lujo de verlos en vivo, siendo
su performance una de las más interesantes que haya visto (con problemas
técnicos incluídos).
Y llegamos al presente. Un presente donde tras varias
escuchas, me pongo a escribir sobre este trabajo. Le doy play nuevamente, empieza “Corto Normal”.
El bajo de Pablo Bianchi nos da la bienvenida, con un riff rebuscado pero
atrapante, que luego es seguido por toda la banda. Sin duda un comienzo muy
enérgico, que en ningún momento pierde la intensidad con la que inició.
Probablemente este sea el tema más digerible del disco, un comienzo
relativamente amable antes de que comience el verdadero viaje. Prog Rock, Metal
y un poco de Noise Rock intercambian saludos mientras transcurren los minutos. Un
inicio que huele a preámbulo para lo que se viene. Para calentar motores.
Luego de “Ojota y Media”, un extraño interludio que incluye lo
que parece una grabación de radio, un track de batería de fondo y ruidos
variados, arranca “Me Chango”. Tema que dura 17 minutos, y desde el primer
segundo se vuelve una delicia. La forma en que llevan un tema tan extenso sin
perder la brújula es admirable, ya que a pesar de repetir secciones, ninguna
suena igual a la anterior. Pequeños detalles hacen que todo suene dinámico, que
haya una sorpresa escondida en cada compás y que estemos atentos en todo momento.
La premisa es clara: Random requiere de oyentes que presten atención, que se
sumerjan en la música y que estén atentos a los detalles, a cada sonido emitido
por los instrumentos. Esa premisa es vital para disfrutar de este disco en toda
su dimensión. Con un invitado especial en saxofón (Adrián Terrazas Gonzales, ex
saxofonista en The Mars Volta y actual en T.R.A.M.), los 20 minutos de
improvisación, experimentación con timbres, intensidades y diversas sonoridades
se vuelven puro deleite para el oído, generando una catarata de sensaciones que
por momentos te sobrepasan.
Cuarto tema, “Mia Gato Esta Solo en la Oscuridad”. Como la
continuación del crescendo con el que terminaba el tema anterior, el track
comienza atacando nuestro sistema nervioso desde el comienzo. Con los
interminables golpes fantasmas y la imponente energía que Marckos Crosa entrega
a cada segundo, la locura está garantizada. Realmente debe ser el baterista más
desbocado que haya visto en directo, y en estudio no se queda atrás. El trabajo
de este tipo es simplemente demoledor. Si a eso le sumamos el impecable trabajo
de producción que tiene el disco para que todo suene claro y distinguible, pero
lo suficientemente “sucio” para desatar un auténtico caos sonoro en el momento
necesario, todo se potencia, volviéndose memorable pero sobre todo hipnótico.
Por momentos es inevitable sentir que uno despega del suelo, integrándose tanto
a lo que escucha que simplemente uno se siente parte de un viaje, un inusual y descontrolado
viaje del cual queremos disfrutar cada segundo. Algo muy destacable son las
influencias Noise (probablemente traídas por Raúl, que ya ha demostrado tener
aptitudes para el buen ruido en su proyecto “Seda que fue Baba”), que añade
texturas muy interesantes en cada una de las canciones de “Pidanoma”, yendo
desde incrementar la tensión hasta a estabilizar los motivos.
“Gurí Gurí Tres Piñas”. A diferencia de lo que su nombre
puede sugerir, los tucumanos deciden comenzar con parsimonia, como dándole al
oyente un respiro de la montaña rusa de sensaciones en la que está metido;
aunque sin privarse del lujo de acompañar con samples que nos advierten que la
cosa puede explotar en cualquier momento. El trabajo vocal en “Pidanoma” es
acotado, mucho más que en su disco anterior. Raúl prefirió dejar que los
instrumentos hablen por ellos, y redujo el trabajo vocal prácticamente a
armonizar o intensificar momentos específicos en la canción. En este último
track, Raúl y su voz enaltecen ciertas secciones del tema, que en sus 20 minutos
de duración sabe a gloria. De esa paz y calma que transmiten en el principio,
van subiendo progresivamente, casi sin que nos demos cuenta de tan relajados
que estamos… Y en el minuto 10, todo estalla. La calma comienza a esfumarse de
a poco y todo llega a su punto álgido, entrando en un vórtice donde la tranquilidad
y el descontrol se fusionan, la intensidad se dispara y el oyente se encuentra
en el medio, con sus oídos como único testigo de la dualidad abrumadora y
enervante que estos 3 hombres le están ofreciendo. Una dualidad realmente
única.
Termina el disco, las pulsaciones bajan. Resulta ridículo
entrar en aspectos técnicos sobre el desempeño individual de cada uno de los
integrantes y los recursos utilizados. La razón es simple: “Pidanoma” es un
disco de sensaciones, que lo único que pide es que el oyente se inmiscuya en él
para dejarse llevar. Sin lugar a dudas, el mejor trabajo de probablemente la
banda más peculiar e interesante de la actualidad musical Argentina y Latinoamericana.
Calificación: 95/100
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