El Melodic Death Metal, sub-género todavía bastante
cuestionado por varios fans del pútrido Death Metal de antaño (el "pútrido" es referencia de cariño, aclaro), hace tiempo que
se estableció, demostrando tener muchos matices dentro del mismo estilo, porque
no es lo mismo una banda como Eternal Tears Of Sorrow, que otra como The Crown,
por ejemplo.
Como en toda escena quedaron bandas gloriosas, de excelente
calidad, sepultadas bajo tierra, a la espera de ser reconocidas. A Canorous
Quintet es una de ellas, una banda que desde su nombre nos dice exactamente que
esperar de ellos: un quinteto muy melódico.
Pasemos al disco.
En el track homónimo de entrada podemos darnos cuenta lo que
se viene, un riff potente y melódico, que desemboca en un ritmo galopante con
blast beats. Pero de repente.. ¡Sorpresa! Se hace presente la principal
influencia de la banda: Dissection. La fórmula de el quinteto se basa en eso:
la combinación entre el Death Melódico con la escuela que Dissection supo
crear. Sumado al nivel de ejecución, y la rabia, la furia que se siente al
escucharlos, todo marcha espectacularmente.
Y ataca “Naked With Open Eyes”, con un comienzo memorable,
galopante, y sobre todo, movilizador. Nos destruyen a base de fuerza y
machaque, exprimiendo cada riff, cada nota para sonar lo más melódico posible,
sin perder un ápice de brutalidad.
En “Spellbound” las guitarras cortan el aire, en el tema más
pesado del disco. Las letras exponen la situación de un asesino, que
arrepentido de sus acciones pide perdón, gritándonos sus penas, exponiéndonos a
su dura pero sufrida situación. De esa forma, nos dan con toda su artillería,
para desgajarse en un final impresionante, donde Hansen (vocalista), suplica: “For
all my sins, forgive me…”, dejándonos desolados.
Comienza “The
Orchid Sleep”, la antítesis de Spellbound. Si el tema anterior te despellejaba,
este simplemente te llega. Ya con su corta intro te das cuenta de lo que viene,
y cuando arranca… Directamente explota en tu cara, mostrándonos que lo suyo es en
serio, que realmente es posible hacer Death Metal con furia auténtica y alta
carga melódica.
En cuatro temas simplemente te dejan sin aire. Pero esto no termina aquí, claro.
Para el quinto tema, “The Black Spiral”, la intro de batería
marca el ritmo para la entrada de las guitarras, que se desenvuelven
perfectamente, atacando permanentemente en los 4 minutos del tema. Esta sería
la canción bisagra del disco, donde se muestran más secos al escucha, y nos
adentramos completamente en el sonido. El tema le da pie a The Last Journey,
que sensibiliza al oyente luego del trago seco del tema anterior, funcionando
como un outro instrumental.
En “In The Twilight Of Fear”, las cosas van “in crescendo”
siguiendo la línea del tema anterior, arrancando con calma y subiendo la intensidad
hasta imponer su salvajismo nuevamente, en especial por la potencia de su
vocalista. Simplemente, Marten Hansen deja el alma en cada tema, realzando el
nivel compositivo de sus compañeros.
Llegamos al anteúltimo tema, “Burning, Emotionless”, donde
simplemente uno se deja llevar por las notas de angustia, las melodías y los
lamentos, que se llevan, te deslizan hacia un final espectacular, donde el tema
se apaga, se extingue, preparando el “grande finale”.
Y del final se encarga “Dream Reality”, que se desarrolla
normalmente, hasta el corte en el 3:34, exactamente. En ese momento, arremeten
con toda su fuerza, a pura velocidad, con un nivel de melodía memorable,
inolvidable, como si fuera una demostración, una prueba de que venían a sacudir
al mundo y quedarían en el recuerdo.
Una de tantas bandas que hay que sacar del baúl de los
recuerdos. Melodic Death Metal del que ya no hay, por desgracia.
Puntuación: 93/100